LO QUE ENSEÑAMOS A
NUESTROS HIJOS
Enseñamos a nuestros hijos lo que nuestros padres nos
enseñaron, y nuestros padres nos enseñaron lo que aprendieron de nuestros
abuelos. Y así podemos remontarnos muy atrás en el tiempo. Es el asiento de las
tradiciones y la cultura, que influencian en nuestras vivencias, experiencias y
en nuestro comportamiento. Y éstos a su vez, sustentan a aquellas. Verás lo que
te han dicho que veas, verás según las creencias oficializadas. Así si ves algo
que no encaja en la cultura popular lo negarás, o los demás harán que lo
olvides si quieres seguir permaneciendo en la sociedad de la que formas parte.
Muchas veces ciertas vivencias las olvidarás porque no tendrás puntos de
referencia.
Esto no deja de ser una simple anécdota si no fuera por la
gran implicación que supone a través del tiempo en la historia de la humanidad.
Existe un molde impuesto que ha moldeado paralelamente a nuestras sociedades,
es decir que a través de los siglos se ha implantado un conocimiento
arbitrario, proveniente de un elitismo al que le es conveniente, con el fin de
esclavizar al ser humano. Así de claro, así de increíble.
¿No has visto por casualidad en la tele como un maltrecho
niño empuña algún arma de juguete rodeado por edificios derruidos en algunos países
castigados por unas guerras sin fin?, ¿le ves algún sentido?, ¿de qué te habla
eso?. Los niños ven en la televisión miles de asesinatos al año. A través del
tiempo ciertas clases selectas (gobierno oculto y sus regresivos lacayos) que
han fundado ciertas instituciones claves se han confabulado contra el hombre
para condicionarlo en el miedo, el odio, la ira, la mentira, la separación, la
intolerancia, la violencia, los prejuicios, etcétera, para tenernos donde
estamos y somos, ¿y qué somos?, pueblos que sirven a unos amos.
A través del condicionamiento masivo inculcado por sus
medios, nos hacen creer que somos inútiles y que nuestra subsistencia depende
de ellos, incidiendo en nuestro instinto de supervivencia y exaltando nuestras
bajas pasiones, lo cual les asegura su total dominio.
Los estamentos gobernantes, las instituciones religiosas,
las políticas educacionales, los medios de comunicación como la televisión, la
radio, la prensa y los medios de entretenimiento como el cine, videojuegos y un
largo etcétera, son creados y dirigidos por ese elitismo y servidores
mencionados. No creo que haga falta hablar sobre la nefasta y evidente
influencia que han ejercido y ejercen sobre nosotros, cada vez más manifiestos
a la consciencia humana global. A lo largo del tiempo y de otros modos,
condicionaron a nuestros ancestros, y nosotros seguimos transmitiendo eso a
nuestros hijos. Como una imposición, seguimos enseñando lo mismo.
El objetivo es el total control sobre el ser humano al que
parasitan. ¿No estás viendo como se regodean inpunemente mientras tú vives en
el miedo empujado a una crisis creada sin saber qué vas comer mañana ni si vas
a poder pagar tus deudas o donde caerte muerto?, te dicen que eres hijo del
pecado para minar tu moral y posteriormente lavar tu cerebro, te señalan lo que
es legal y lo que no lo es, construyen tu conducta, te enseñaron desde siempre
que eres un incapaz y que necesitas de sus directrices para continuar
subsistiendo y ser algo, pero ¿a qué coste?
Todo ello para que
seas lo que ellos quieren que seas, un servidor convencido, atemorizado y encarcelado.
¿No ves ridículo todo esto?, contribuyente te llaman, usuario te llaman, ya no
eres ni persona. Las políticas sociales, educacionales y económicas se basan en
eso, controlar, manipular y dirigir a los hombres.
Todo esto viene a que nos replanteemos seguir enseñando lo
mismo a nuestros hijos, si queremos un mundo mejor para ellos. Debemos dejarles
claro a nuestros hijos que ellos pueden crear el mundo que quieren, así tendrán
la realidad que 'piensen', no participar en una realidad ajena con unos
intereses oscuros. No enseñemos la basura inculcada en nosotros por esos
controladores, al contrario. Debemos enseñar a nuestros hijos los reales
valores humanos y sociales, el amor, la fe, la tolerancia, la solidaridad, la cooperación,
el altruismo, el respeto, la humildad, el discernimiento, la convivencia, los
buenos sentimientos, tenemos que apartarlos de la televisión y de todos los
medios que le confundan y le sometan,
los que intentan inculcarles la necesidad de la supervivencia y las densas
pasiones.
Debemos enseñar a nuestros hijos que esos dictadores ocultos
y sus corruptos empleados, agrupados en élites financieras, corporaciones y
gobiernos, organizados en un sistema piramidal, ya no sirven para nada. Si la
misión de estos oscuros implicaba, de alguna u otra manera y a modo de
lecciones, la de darnos cuenta que en realidad somos libres, de que dependemos
de nosotros mismos, de aprender a ser responsables de nuestros actos, y que somos
los auténticos creadores de universos, deben saber que todo esto ya está
aprendido y se han roto las cadenas, para que abandonen nuestro entorno.
Únicamente seguirán a su merced aquellos que aún no se han
dado cuenta del anzuelo que les atrapa en una realidad impuesta, porque sus
consciencias aún yacen dormidas y aún deben aprender. Eso no quita que
intentemos llevar nuestros mensajes a todos los niños y jóvenes, atrapados en
móviles y ondas electromagnéticas nefastas, tal vez estos vengan más despiertos
y vean lo que sus padres no. Al fin y al cabo, son todos nuestros niños los que
elevarán a la humanidad y a la Tierra a nuevas cotas, un deseo implícito en todos
nuestros corazones que se nos veló pero que nunca nos dejó, como un derecho
propio.
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